Por Ricardo Sanchez
San José de Ocoa
En un emotivo acto que contó con la presencia de familiares de sangre y de afecto, en donde las lágrimas, la alegría, el orgullo y los sentimientos estuvieron a flor de piel, fue reconocida la trayectoria de vida, los aportes y el legado del ilustre maestro Bernardino Maceo Soto, cuyo nombre fue a la vez seleccionado por los estudiantes del Liceo TV Centro Los Ranchitos para representar su Club de Lectura.
Maceo, como casi todos le conocían, fue maestro por vocación, un habido lector, altruista y religioso; un ser humano ejemplar y sobre todo un padre, abuelo y bisabuelo que dejó la marca indeleble del amor y la bondad en los corazones de varias generaciones de Ocoeños que tuvieron la oportunidad de conocerle.
Nacido en la comunidad de Los Cajones, en Las Auyamas en una noche lluviosa, fue (según los relatos de familiares) un amante de los estudios al extremo de haber repetido varios cursos de la primaria cuando por razones de alojamiento no pudo entrar a la secundaria; las letras y de la lectura lo conquistaron desde temprana edad y fueron bastos los libros que alcanzó a leer; su amor por la escuela lo llevó a estudiar magisterio en La Américo Lugo o “Monaga” como se le conocía en aquel entonces, allí se graduó con los máximos honores los cuales le hicieron merecedor de que se le otorgará como regalo un anillo y un apartamento por parte del Gobierno Dominicano pero al negarse a escribir un discurso para agasajar al entonces presidente Joaquín Balaguer, no les fueron entregados y peligró aún su posibilidad de graduarse teniendo que intervenir uno de los catedráticos de aquel reconocido centro de estudios para que no se le coartara el derecho que con tanto sacrificio había logrado, de este modo le fue posible graduarse aunque sin recibir los premios.
Durante su juventud fue miembro activo de varios clubes de poesía coreada, de lectura y de cultura general; un orador nato con una habilidad envidiable y un ejemplo vivo de que el esfuerzo traía recompensas.
Fue uno de los fundadores del Liceo Ángel Emilio Casado en Sabana Larga, iniciativa que puso en práctica junto a otros maestros movido por el deseo de que los jóvenes de aquel municipio no tuvieran que trasladarse a Ocoa para poder estudiar; su entrega, su ejemplo y sus consejos inspiraron a muchos a ingresar en el mundo del magisterio siendo hoy parte del legado de este ilustre Ocoeño.
El trabajo como director del Colegio La Altagracia es quizás uno de los más recordados por las generaciones más jóvenes, allí logró incrementar la matrícula estudiantil mediante estrategias educativas y la gestión de inversión en nuevas aulas.
Sus aportes junto al Padre Luis José Quinn, quien fue su gran amigo y mentor dentro de la iglesia católica, pueden palparse en las más recónditas comunidades de Ocoa en donde a través de la Junta para el Desarrollo tuvo la oportunidad de llegar; la bondad y el altruismo lo llevaba en la sangre y quienes le conocieron lo describen como “un ser humano excepcional y desprendido” capaz de quitarse la comida de la boca para alimentar a otros.
Recto en su accionar pero a la vez amoroso, Maceo se convirtió en el ejemplo en vida para familiares y amigos que llevan en lo más profundo de su corazón las enseñanzas de aquel que no solo fue un maestro en las aulas, sino también, en la vida misma.
Felicitamos al los estudiantes del Liceo TV Centro Los Ranchitos por tan digna distinción y auguramos éxitos a este Club de Lectora que lleva el nombre de este gran Ocoeño cuyo legado va más allá de lo que podamos plasmar en este escrito y aún de lo que sus familiares puedan imaginar.
“Maceo vive a través de su legado, de su familia”, y de nosotros que también tuvimos la oportunidad de conocer a ese humilde y maravilloso ser.