“Yo me enjuago con bicarbonato y limón, eso blanquea”, dice Carmen, una señora de 58 años, convencida de que sus remedios caseros son igual de buenos que una limpieza dental. “Y si un diente duele mucho, mejor sacarlo, total… uno tiene más”.
Estas creencias, que han pasado de generación en generación, aún viven en muchos barrios, campos y ciudades. Algunas parecen inofensivas, pero otras pueden causar daños irreparables.
Por eso, hoy desmentimos los mitos más comunes sobre el cuidado dental. Porque cuando se trata de tu salud, lo que crees puede doler más que lo que ignoras.
Mito 1: “Si no me duele, no necesito ir al dentista”
Verdad: El dolor no siempre es el primer aviso. A veces es el último.
Muchos problemas dentales, como las caries, la periodontitis o una infección, pueden avanzar en silencio. Cuando ya duele, puede ser demasiado tarde y el tratamiento mucho más complejo (y costoso).
Chequeos cada seis meses son la clave de la prevención, no el lujo de quienes tienen tiempo.
Mito 2: “El bicarbonato con limón blanquea los dientes”
Verdad: Sí, blanquea… pero también destruye.
El limón es ácido y el bicarbonato abrasivo. Esta mezcla da una apariencia más blanca, pero en realidad erosiona el esmalte y debilita los dientes. Con el tiempo, causa sensibilidad extrema y deja la dentina expuesta.
El blanqueamiento dental debe hacerse con supervisión profesional. No con lo que encuentras en la cocina.
Mito 3: “Los dientes de leche no importan, se van a caer”
Verdad: Los dientes de leche son la base de una boca sana.
Afectan la forma en que los niños mastican, hablan y sonríen. Además, sirven de guía para los dientes permanentes. Si se caen antes de tiempo por caries o infecciones, puede alterarse la posición de los dientes definitivos.
Una infancia sin visitas al dentista puede convertirse en una adultez llena de tratamientos costosos.
Mito 4: “El hilo dental es opcional”
Verdad: El cepillo limpia, pero no llega a todos lados.
El 40% de la superficie del diente queda sin limpiar si no usas hilo dental. Entre los dientes, es donde más se acumula la placa que causa caries y enfermedad de encías.
No usar hilo dental es como bañarse… pero sin lavarse los pies.
Mito 5: “Las limpiezas desgastan los dientes”
Verdad: Las limpiezas eliminan sarro, no esmalte.
Es uno de los mitos más persistentes. Una limpieza bien hecha, por un profesional, no daña los dientes ni los debilita. Al contrario, los protege. La sensación de “dientes sensibles” a veces es solo temporal, por la eliminación del sarro acumulado.
Lo que desgasta los dientes es el abandono, no el cuidado.
Mito 6: “Los tratamientos dentales son solo por estética”
Verdad: Una sonrisa sana es también una cuestión de salud.
Los dientes no son piezas de lujo. Son parte de tu sistema digestivo, respiratorio, e incluso afectan tu postura y pronunciación. Una infección dental puede afectar al corazón, a los pulmones o al embarazo.
La salud bucal es salud general. No se trata de verse bonito, sino de estar bien.
¿Por qué estos mitos siguen existiendo?
Por miedo. Por desinformación. Y muchas veces, por falta de acceso a servicios de salud oral confiables. Hay lugares donde no hay clínicas, donde no hay orientación, donde el conocimiento pasa de boca en boca —y no siempre esa boca está bien informada.
La doctora Luz Arelis, odontóloga comunitaria, lo resume así:
“Combatir mitos es más difícil que combatir caries. Porque los mitos están en la mente, no en la boca”.
Educar para sanar
Romper con estos mitos no solo mejora la salud, también reduce el miedo al dentista, promueve el autocuidado y empodera a las personas para tomar decisiones informadas sobre su cuerpo.
Porque al final del día, una sonrisa se construye con conocimiento, no con suposiciones.
