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Detrás del Horizonte: La invasión de los úteros: La peor amenaza a la dominicanidad (1/2)

diciembre 16, 2024

COLABORACIÓN

Por Darío Yrizarry

Terminamos el año afectados con la peor crisis de nuestros vecinos los haitianos, con una oposición rancia, recia y sin sentido común asechando, cual ladrón en la noche, las “pifias” que pudieran darse en algún ministerio como “simples errores procedimentales” que tal vez haya cometido algún funcionario de segunda, tomándolo así como excusa para atacar al gobierno, como parte del “batallón opositor”, cuyo propósito sería ver colapsar nuestra pujante economía para crear la oportunidad de “pescar en río revuelto”.

Y estas críticas, las que por derecho tiene cada dominicano, las hacen inobservando todo lo que ha logrado y sigue logrando el gobierno central, tales como el clima de paz, la estabilidad económica, el crecimiento del turismo, la espectacular inversión extranjera en el sector inmobiliario, entre otras, avalado por los números que resaltan los indicadores económicos a nivel de la región.

La oposición hizo una férrea crítica al gobierno en ocasión de tomar la decisión con gallardía de cerrar la frontera y paralizar todo comercio que se generaba en el mercado binacional, arguyendo que era la peor decisión tomada. El país sigue de pie, en una demostración de lo correcta que fue esa decisión.

Los anteriores gobiernos, contrario al actual, no hicieron más nada que alimentar ese monstruo llamado “migración haitiana” que hoy amenaza nuestra soberanía y nuestra estabilidad socioeconómica, alimento que hicieron a cambio del engrosamiento de sus arcas personales.

Despiadado ataque

En Haití mueren a diario cientos de inocentes (incluso niños) asesinados por las bandas criminales, las mujeres y niñas violadas salvajemente sin reclamos ni respuestas algunas de los Derechos Humanos, al igual que las ONG que con rudeza asumen en nuestro país sus defensas.

Contrario a esto, cuando un ilegal haitiano se resiste a ser arrestado por los agentes migratorios, y en respuesta estos tienen que usar la fuerza para cumplir con un “mandato constitucional”, entonces la República Dominicana es objeto de férreas denuncias en foros internacionales por estos grupos de DH que operan en nuestro suelo; asumen una defensa irracional, obviando toda violación atroz de todo tipo que allí, en Haití, se comete. Así no se puede.

El peligro de la pérdida de temor

El empoderamiento y envalentonamiento que hoy exhiben los ilegales haitianos frente a nuestras autoridades se ha tornado “peligroso para los dominicanos”, en vista de que, en aras de cumplir con las convenciones y tratados internacionales sobre los derechos de los migrantes, en el pasado reciente el gobierno ordenó (para evitar las voces agoreras) que a estos se les trate con respeto a la dignidad humana. Sin embargo, este trato de respeto hacia ellos que se ejecuta en las redadas es lo que ha creado lo que últimamente hemos visto: la pérdida del respeto a nuestras autoridades.

Un hecho ocurrido la pasada semana nos indica la peligrosidad de la acción, diríamos, “blandengue” de nuestro gobierno, cuando un agente en cumplimiento de su deber fue despojado de su arma de reglamento, siendo atacado de manera inmisericorde que, si no hubiera sido por la rápida intervención de sus compañeros de armas, hoy pudiéramos contarlo como estadística de los muertos. Las ONGs callan.

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