“A los 8 años, mi hijo ya tenía dos caries. Yo me sentí culpable, porque pensaba que era demasiado pequeño para eso. Después entendí que los buenos hábitos no tienen edad. Que se enseñan como se enseña a decir ‘gracias’ o a mirar antes de cruzar la calle.”
—Rosaura, madre de dos.
Crear conciencia sobre el cuidado dental desde la infancia no solo previene problemas futuros, también construye autoestima, disciplina y responsabilidad. Una buena sonrisa es una inversión emocional y de salud para toda la vida. Aquí te contamos cómo hacerlo, sin gritos, sin dramas y sin mentiras.
Con los primeros dientes: comienza el silencioso del hábito
El cepillo no espera a los dientes permanentes. Desde el primer dientecito, ya hay una historia que contar.
Limpia las encías del bebé con una gasita húmeda desde los primeros meses.
Cuando aparecen los dientes, usa un cepillo infantil de cerdas suaves y un toque mínimo de crema dental con flúor.
Haz del momento algo lúdico: canciones, cuentos, juegos. Todo suma.
Tip Génesis: Muchos niños aprenden más con el ejemplo que con las palabras. Cepíllate tú con ellos. Que te vean. Que lo compartan contigo.
De 3 a 7 años: la etapa de la imitación
En esta etapa, los niños copian todo. Tu forma de hablar, tu tono de voz… y tu rutina dental.
Debes enséñales al menos a cepillarse 2 veces por día aunque sea por 2 minutos.
Supervisa el cepillado hasta los 7 u 8 años. No es sobrecontrol, es acompañamiento.
Introduce el uso del hilo dental como un juego (hay versiones infantiles coloridas y con sabores).
Hazlo divertido. Hazlo rutina. Hazlo cariño.
La adolescencia: la rebeldía también se refleja en la boca
“Mi hija escondía el cepillo. Decía que no tenía tiempo. Hasta que un día, alguien se burló de su aliento. Ahí entendió sola lo que yo llevaba años diciendo”, cuenta Mariana, madre de una adolescente de 15 años.
Con los adolescentes, la clave ya no es solo el cuidado… es la conversación.
Háblales sobre la relación entre salud bucal y autoestima.
Explícales cómo una boca sana impacta en su apariencia, su aliento, su lenguaje corporal.
Enséñales a elegir su propio cepillo, pasta, enjuague… Darles autonomía genera compromiso.
Tip Génesis: No impongas. Propón. No castigues. Acompaña. Porque el hábito que nace desde el respeto, permanece con amor.
Estrategias prácticas para fortalecer el hábito
Crea un calendario visual con stickers por cada cepillado cumplido.
Usa temporizadores musicales o aplicaciones que los animen.
Visita al odontopediatra como quien va al parque: sin miedo, con emoción.
Celebra cada revisión con una pequeña recompensa no comestible (como una historieta nueva o una salida especial).
Porque el refuerzo positivo funciona. Porque una sonrisa cuidada es también una infancia cuidada.
Frases que ayudan a crear conexión
“Tu boca es parte de ti. Y tú mereces cuidarte.”
“El cepillo es pequeño, pero es poderoso como los superhéroes.”
“No lo haces porque tienes dientes… lo haces porque te quieres.”
Las palabras que usamos construyen significados. Y si hablamos con verdad, sin amenazas, sin exageraciones, logramos que el cuidado dental se vea como un acto de amor, no como un castigo.
Porque educar en salud bucal es sembrar futuro
Una sonrisa saludable es también una infancia sin dolor, sin bullying, sin complejos.
Es poder reír, hablar, besar, crecer… sin interrupciones.
Y aunque parezca un detalle pequeño —un cepillo, una crema, un minuto frente al espejo—, es una semilla que, si se riega con paciencia, florece para siempre.
